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MARIANO JOSÉ DE LARRA (1809-1837) 

 

Aunque Larra no se identificó plenamente nunca con el Romanticismo, lo cierto es que suele ser considerado como el prototipo del literato romántico español porque simboliza perfectamente el rechazo de la realidad y el espíritu combativo. Su vida y su obra estuvieron unidas y marcadas por los desengaños.

Si bien escribió diversas composiciones en verso, alguna obra teatral y cierta novela histórica, sin duda alcanzó la talla de escritor con su actividad periodística.

La prensa periódica en el siglo XIX supuso un medio de comunicación imprescindible para la sociedad moderna. La literatura se acomodó a los reducidos formatos de la prensa y esta se convirtió, asimismo, en un vehículo perfecto de propaganda de las nuevas ideas, de opiniones y proyectos. Nace así el artículo periodístico como género caracterizado por una prosa llana y directa y por uno tono didáctico.

Publicó muy joven, en 1828, El duende satírico del día. En 1832, regresó al campo del periodismo con una nueva revista íntegramente redactada por él: El pobrecito hablador. Se publicaron catorce números en los que pueden encontrarse ya muchos de los mejores artículos: "El casarse pronto y mal" o el "Vuelva usted mañana", donde utiliza el artículo costumbrista con el propósito de modificar una realidad social que reprueba.

A mediados de 1836 el compromiso de Larra con la reforma liberal se había convertido en una enfermedad romántica. El Yo de este último Larra encaja en el paradigma del solitario o el enfermo de mal du siècle (mal de siglo), sobre esto dice Larra: "Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos. ¡Santo cielo! ¡También otro cementerio! Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!"

La creación del personaje Figaro, alter ego de Larra, fue la elección de una máscara cómica (el barbero de Beaumarchais) tras la cual se ocultaba una conciencia atormentada ("Me río por no llorar"), lo que daba una nueva dimensión al personaje, que ya no será solo un satírico mordaz que busca el distanciamiento mediante la risa, sino que se convierte en una figura romántica de la alienación: el payaso que llora.

En sus diversos artículos solía optar por una estructura tripartita con una introducción donde exponía sus opiniones; a continuación, pasaba a ejemplificar aquello que denunciaba y, por último, concluía su artículo con una reflexión final.

Una posible clasificación de los artículos suele ser de orden temático:

El 13 de febrero de 1837 , con tan solo 27 años, se suicidó disparándose un tiro en la sien. Su suicidio se cree que fue debido a la ruptura sentimental con su amante, Dolores Armijo, y al desengaño que vivía por la situación sociopolítica del país, una situación que él intentó cambiar sin conseguirlo.

 

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