
ROMANTICISMO
SIGLO XIX
01
El Romanticismo alemán
Es en Alemania también donde se produce un fenómeno literario precursor del Romanticismo y que se conoció con el nombre de Sturm und Drang (Tempestad y Pasión) que propugnaba la creación literaria al margen de las reglas clásicas y revalorizaba la expresión artística de los sentimientos y de las vivencias.
El Romanticismo alemán propiamente dicho se desarrolló en un tránsito entre dos generaciones muy seguidas: se empezó por una pretensión teórica, afín a la filosofía idealista, para llegar luego a unos resultados literarios más bien modestos. Así, primero están los llamados románticos tempranos: los doctrinarios hermanos Schlegel, Tieck o Novalis. Este grupo tiene su momento característico con la revista Athenäum, bajo la protección de Goethe. Pero alrededor de 1810 surge una nueva promoción, un romanticismo más joven o tardío, constituido por los hermanos Grimm y Hoffmann, entre otros. En el tránsito entre estas dos generaciones se hará más visible el crecimiento de la fuga hacia el pasado, hacia una irreal Edad Media, que, en términos germánicos, se veía también como el humus donde prendían las raíces del espíritu alemán.
02
El Romanticismo inglés
La época romántica en Inglaterra puede centrarse en el período entre 1798, primera edición de las Baladas líricas de Wordsworth y Coleridge, y 1892, muerte de Walter Scott, quien alcanzó el éxito con el género de la novela histórica.
Wordsworth en el Prefacio a sus Baladas líricas, escrito para justificar sobre fundamentos universales un "experimento" en el lenguaje poético, se aproxima a la redacción de un manifiesto romántico y a sus seguidores se les conocerá como el grupo de los lagos. Para Wordsworth, toda buena poesía se caracterizaba por un espontáneo desborde del sentimiento. Como tema básico de la poesía estaba la naturaleza, gran forma de revelación de lo divino y un gran medio para el análisis de la propia interioridad.
En el Romanticismo inglés también podemos distinguir una segunda "promoción", la de los satánicos, entre los que destacan autores como Shelley o Byron. Este último encarnó la estampa del poeta en rebeldía ante la sociedad y ante la misma divinidad; cultivador del escándalo, su poema más recordado es “Don Juan”, donde caricaturiza al Romanticismo tanto en estilo como en temática: don Juan es aquí un muchachito más bien seducido y pasivo en aventurillas picantes y cuasi cómicas.